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AUTOMOTIVARSE SÍ O SÍ: resignación positiva

Cualquier crisis frustra muchas expectativas, la crisis económica actual, es buen ejemplo de ello. Caer en el desánimo es normal, pero instalarse en él resulta peligroso. Para recuperar la ilusión, los psicólogos aconsejan aplicar la resignación positiva y redefinir los objetivos.

¿Qué sucede cuando se ha perdido la ilusión y la motivación por hacer cosas? ¿Cómo se puede estimular y recuperar?

La Psicoterapia Integradora Humanista ( P.H.I.) nos habla del valor de las motivaciones:

La motivación (del latín emovere, agitar) nos pone en movimiento y nos permite conseguir logros y metas, «no siempre conscientes ni explícitas».

En concreto, podemos hablar de unas tendencias muy primarias, centradas en los aspectos más básicos de la vitalidad (movimiento, búsqueda de placer, escape al dolor, etcétera), cuyo valor-meta es el hecho de estar vivo. Otras tendencias cuyo valor-meta es el individuo (la autoestima, el deseo de aprecio, deseo de poder, etcétera) y unas terceras, más evolucionadas, (a las que el psicólogo Abraham Maslow llamaba «meta-motivaciones»), cuyo valor-meta es la participación, la trascendencia de la propia individualidad (tendencias altruistas, creativas, metafísicas, religiosas…).

Además desde la P.H.I. se considera que los comportamientos psicológicos son la resultante de la interacción de elementos temperamentales (muy cercanos a lo biológico), del acondicionamiento ambiental (¡pero determinismo!), a través de la historia y el aprendizaje del individuo, y de las decisiones propias de este.

En este sentido, la perseverancia en lo que nos propongamos influye en la capacidad de resistencia al esfuerzo y a la frustración: «Si la persona se ha educado en un ambiente familiar de lucha, de no rendirse ante las dificultades y ha visto cómo ese tipo de comportamiento tenía éxito, es probable que sepa automotivarse y que confíe en sus capacidades de maniobra, como ya ha ido haciendo. Pero si se ha educado creyendo que las cosas son siempre fáciles, o que los demás le solucionarán sus problemas, seguramente no ha aprendido a automotivarse», afirma Ana Gimeno-Bayón doctora en Psicología y codirectora del Instituto Erich Fromm de Psicología Humanista.

¿Cómo salir del pozo de la desilusión, entonces?

Gimeno-Bayón dice que el principal elemento que incide en la pérdida o recuperación de la motivación «es la ausencia o presencia de la esperanza de conseguir la meta a un precio razonable». Por ello, las personas muy comodonas, aunque puedan alcanzar la meta que desean, no están dispuestas a hacer el esfuerzo que necesitan. y, en este punto tenemos que plantearnos la siguiente pregunta ¿la pereza existe? ¿o lo que se oculta tras ella podría ser una forma de enmascarar la realidad?

En palabras de Nathalie P. Lizeretti, Psicóloga Clínica:»La pereza no existe. Puede ser que alguien no quiera hacer algo y le sirva de excusa o enmascare el temor a enfrentarse a una situación porque nos exige contrastarla con la realidad: no soy bueno en un examen, no encontraré trabajo,…».

En este punto es importante conocer el concepto de resiliencia y lo que nos aporta. Trata de la capacidad de afrontar dificultades más allá de lo común. Todos llevamos un resiliente dentro, pero hay que aprender a sacarlo y aceptar y poner en practica la filosofía que entraña: No podemos elegir lo que nos ocurre, pero sí cómo tomárnoslo.

«Muchos llevamos dentro un resiliente que se activa en situaciones difíciles. Pero en los casos en los que la persona tiene una imagen despreciable y frágil de sí misma, bien porque ha tenido que superar pocos retos y no ha podido comprobar su valía, bien porque ha recibido malas críticas y no confía en sí misma, necesitará la ayuda de un psicoterapeuta para encontrar o crear ese resiliente y en consecuencia, desarrollar la capacidad automotivarse«, dice la cofundadora del Instituto Erich Fromm.

Como dice el escritor Eduardo Galeano, «al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos». Cuando se evaporan las expectativas que se daban por ciertas, como está ocurriendo ahora con la crisis actual en tantos casos, generando situaciones tan problemáticas, es lógico que la grave frustración que se produce dé como resultado una reacción de desánimo. «El peligro no es esa reacción, sino instalarse en ella», añade la codirectora del instituto Erich Fromm.

«Cuando llega la crisis, salimos del engaño (la realidad no es la esperada) para caer en el desengaño (tenemos que redefinir nuestras metas ya que las propuestas son irrealizables, ya no son realistas)», asegura Gimeno-Bayón. Es el momento de ponerse en marcha y salir del desánimo utilizando lo que la psicóloga llama «resignación positiva«, que significa volver a dar significado: saber que algunos objetivos deseados se han mostrado imposibles. «Se han perdido cosas, oportunidades… pero no se ha perdido lo más valioso: uno mismo. Puedo sobrevivir sin ello» Se trata ahora de volver a dar sentido a la propia vida redefiniendo los objetivos, restringiendo las expectativas en forma realista y apoyándose en las capacidades que tenemos los seres humanos de espabilarnos, luchar, ser creativos».

Parece entonces que cómo nos sentimos ante los acontecimientos adversos de la vida cotidiana y qué emociones nos van generando con el paso del tiempo al tratar de enfrentamos a ellos, como por ejemplo en la siguientes secuencia: rabia-impotencia-frustración-desánimo-desengaño-resignación, tiene mucho que ver con nuestra capacidad de automotivación por eso la inteligencia emocional nos permite manejar los estados de ánimo negativos provocados por los acontecimientos adversos de la vida cotidiana. En palabras de Ana Gimeno-Bayón «Nos hace menos vulnerables al afecto negativo y la depresión». La persona que es emocionalmente inteligente sabe que las cosas que ocurren no siempre las podemos elegir, pero siempre podemos elegir (como decisión consciente) cómo tomárnoslas», precisa.

Basado en el artículo del mismo título «Automotivarse si o sí» de Joan Carles Ambrojo, publicado en el país el 7 de enero del 2011.

Para saber más:

«Bajo el símbolo de la frustración. Cuando la gestalt se interrumpe irremediablemente». Ana Gimemo-Bayón. II Jornada de la asociación de psicoterapia Integradora Humanista. Un modelo en crecimiento (Barcelona, 26 de noviembre de 2011).